Te suena esta escena:
Pones una serie para “relajarte”, suena una notificación, tomas el celular, entras a TikTok “solo un ratito” y, cuando menos te das cuenta, han pasado horas.
Horas de estímulos aleatorios, ruido de fondo, memes, escándalos, vidas ajenas.
¿Y qué te dejó?
Nada.
Ni descansaste de verdad, ni aprendiste algo útil, ni avanzaste en ningún proyecto importante. Solo bombardeaste tu cerebro con dopamina barata y ansiedad acumulada.
Y aún así, hay gente que te dice:
“Bueno, de todos modos no tenía nada mejor que hacer…”
Ese “no tenía nada mejor que hacer” es precisamente el problema.
Porque sí lo hay. Siempre hay algo mejor que hacer.
La razón por la que perdemos horas en cosas que no suman no es la pereza.
No es la flojera.
No es que “no hay tiempo”.
Es que no tenemos objetivos claros.
Y cuando no sabes a dónde vas, cualquier distracción te parece justificada.
¿Sabes por qué dedicas tanto tiempo a llamadas intrascendentes, reels de chismes o maratones de series que ni disfrutas?
Porque no has identificado algo importante donde poner tu energía.
Las distracciones que afrontamos a diario no nos permiten tomar consciencia de que estamos perdiendo tiempo y valiosas oportunidades que podrían estar poniendo buen dinero en nuestro bolsillo.
Imagina que en lugar del scroll infinito en redes sociales ocuparas ese tiempo en:
- Estudiar otro idioma.
- Construir tu marca personal.
- Tomar un curso de habilidades blandas.
- Empezar un negocio online.
- Certificarte en algo útil para tu industria.
- Aprender a vender.
- O todas las anteriores.
Una sola decisión puede transformar el futuro de cualquiera, el caso es que casi nadie se anima a tomarla.
Cuando empecé en el multinivel, invitaba a mis compañeros de trabajo a hacer el negocio conmigo.
Uno de ellos, después de que le insistiera mucho en que entrara al negocio, me dijo:
“Mira Josué, yo quiero salir de la oficina, llegar a mi casa, ver fútbol y luego la novela. No me voy a poner a invitar personas, promover productos, capacitarme. Qué flojera.”
Ocho años después, él sigue ganando lo mismo, en el mismo trabajo, con los mismos problemas.
Mientras el “loquito del multinivel” (yo) se dedica a lo que le apasiona, tiene una empresa rentable y vive con libertad.
No fue porque sea más inteligente (que quizá sí).
No fue porque tenga más suerte.
Sino porque tenía un objetivo claro y actué en consecuencia.

En lugar de simplemente terminar la jornada laboral y dedicarme a descansar, puse mi atención, energía y recursos para construir algo diferente, generar más ingresos, habilidades, desarrollarme personalmente.
Y eso es lo más duro de aceptar:
Muchos no están donde quieren estar, pero hacen todos los días cosas que los alejan de ese lugar.
Y si este artículo te incomoda, perfecto.
No fue escrito para gustarte. Fue escrito para sacudirte.
Empecemos por el dinero, te propongo un objetivo.
Uno que no está en el radar de la mayoría, pero puede transformar tu relación con el dinero para siempre:
Inscribirte hoy a la masterclass “Hackeando el Código del Dinero”.
No es una clase más.
Es una inyección de claridad, estructura y estrategias comprobadas para dejar de distraerte y empezar a construir una vida financiera completamente distinta.
Porque si no decides tú, el algoritmo lo hará por ti.
Y luego no digas que no había oportunidades.
Regístrate y asegura tu lugar.
Porque el verdadero problema no es que no ganes más dinero.
Es que no estás enfocado en lograrlo.
— J.