Como lo pases cuenta
Normalmente hago ejercicio al aire libre y al final evalúo cuánta intensidad le metí viendo que tan sudada quedó la playera. Ya sé que esto puede sonar un tanto grotesco pero es un indicador bastante confiable.
Lo interesante del día de hoy es que decidí ir al gym, hacer el mismo tiempo, con una intensidad bien medida por las máquinas que hay ahí y esta vez la playera quedó tan empapada que parecía que me hubiera agarrado una tormenta.

Igual en la foto no se ve mucho pero créanme que estaba completamente mojada.
Aunque mi aplicación diga que no hubo minutos con ritmo cardiaco elevado, seguro es porque me falta el anillo que mide hasta que tan bien duermo (ya saben por si quieren regalarme algo), hubo momentos donde pensé que no lo iba a lograr. En uno de esos instantes veía el cronómetro donde el tiempo pasaba demasiado lento, sentía que llevaba como 1 hora y ahí solo decía 5 minutos, fue súper intenso.
Fue cuando me llegó la inspiración de este artículo, porque estando tan presente en ese momento, sintiendo como mis piernas trabajaban, como la playera estaba cada vez más pesada, que mi mente juntó las piezas para decirme que este tiempo estaba lleno.
Lleno de una actividad que me brindaba un beneficio tangible, que me apoyaba en mis objetivos a largo plazo, aunque no precisamente agradable, es parte de mi alto desempeño, transcurría lento, segundo a segundo, dejando una verdadera huella en mi ser.
Nada que ver con el tiempo vacío, aquel donde pueden pasar 10 episodios de una serie y que ni se siente, donde no pasa nada, no hay crecimiento, no hay avance, no se está contribuyendo a ningún objetivo. Por eso se oye tanto esa frase de “el fin de semana pasó volando”.
Pero ponte a reflexionar, cuánto de tu tiempo de vida ha pasado así, solo siguiendo la misma rutina una y otra vez, sin que nada cambie, sin que haya un progreso tangible, sin que sientas que has vivido de verdad. Ya estamos casi a medio año y, ¿qué realmente ha cambiado en tu vida?
El tiempo vacío ha estado ganando la batalla, ahora todo es ese disfrute temporal, de ir a un concierto a grabarlo en lugar de experimentarlo, de unas vacaciones donde lo único importante es que tanto posteas, de pasar tu descanso en redes sociales o en plataformas de streaming.
Porque el tiempo lleno queda para después, luego me ejercito enserio, luego me pongo a escribir ese libro que quisiera publicar, luego abro ese curso online, luego echo a andar esa brillante idea de negocio, después me inscribo a ese curso para mejorar mis finanzas porque gasté tanto en Amazon que ahorita no me alcanza.
Y así vamos posponiendo lo real, lo que tiene el potencial de cambiar nuestras vidas, aquello que nos haría crecer, lo que cuida nuestra salud, lo que nos daría un gran logro, aquello que puede poner buen billete en nuestro bolsillo, eso lo dejamos para un momento más propicio.
Hoy me siento agradecido por ese tiempo lleno que versiones anteriores de mí han puesto de forma intencional desde hace 17 años, esos negocios que pusieron, la inversión en cursos presenciales, convenciones internacionales, certificaciones, mentorías, todo ese esfuerzo y problemas enormes, esos días interminables donde solo alcanzaba para unos tacos con la esperanza de que el libro que escribían fuera un éxito en ventas, hoy se los agradezco infinitamente.
Y me comprometo a seguir cada día poniendo más tiempo lleno que vacío, porque solo así se construye un futuro mejor, más pleno, con mucho más recursos.
— J.
Solo me queda invitarte a que te atrevas a cambiar unos 90 minutos vacíos por llenos para mejorar de forma radical tus finanzas personales. Te veo en Hackeando el Código del Dinero, regístrate ahora.